¿La falta de hueso impide rehabilitarse con implantes convencionales? La atrofia ósea maxilar es frecuente tras años de edentulismo, periodontitis o reabsorciones post-extracción. Hoy disponemos de alternativas contrastadas que evitan injertos voluminosos en muchos casos y acortan los plazos de tratamiento.
Diagnóstico y planificación que marcan el camino
Primero realizamos un estudio con radiografía 3D (CBCT) y modelos digitales para medir la cantidad, forma y calidad del hueso mediante criterio medico e inteligencia artificial. Con esta información decidimos la mejor opción de implante dental. La elección depende de la seguridad, las expectativas del paciente y las altas tasas de éxito de cada técnica. Estas soluciones permiten colocar dientes fijos casi de inmediato incluso en pacientes con mucho hueso perdido.
Antes de la cirugía, planificamos todo en 3D: elegimos el tamaño, la trayectoria y la posición exacta de los implantes. Usamos guías quirúrgicas personalizadas que aumentan la precisión y protegen las estructuras anatómicas cercanas.
Prótesis y estética
La prótesis final (estructuras atornilladas de titanio, zirconio u otros materiales) debe ser funcional, además de ofrecer buena estética. Por eso valoramos previamente cómo afectará al soporte del labio, la línea de sonrisa, la comodidad al hablar y el aspecto general de la cara.
Cuidados y mantenimiento
El éxito a largo plazo requiere higiene rigurosa y revisiones periódicas. La prótesis debe estar diseñada para poder limpiarse fácilmente y evitar complicaciones.
Gracias a estas técnicas avanzadas, lo que antes parecía imposible —rehabilitar bocas con gran pérdida ósea— hoy es una solución segura, predecible y con resultados que devuelven estética, función y calidad de vida.
