Exponemos el caso de una paciente que ha sido sometida a una intervención de reconstrucción de hueso y colocación de implantes dentales en la parte posterior de la mandíbula.
Este ejemplo resulta especialmente significativo para mostrar la importancia de los molares en el proceso de masticación. Su ausencia, a largo plazo, causa complicaciones e incluso pérdidas añadidas en las piezas dentales adyacentes, provoca defectos estéticos en boca y rostro, y puede conllevar dolor crónico en las articulaciones de la mandíbula.
Diagnóstico
La paciente carecía de dientes en las dos partes posteriores de la mandíbula desde hacía muchos años. A consecuencia del largo plazo de tiempo sin tratamiento, se había consolidado una profunda pérdida de masa ósea, tanto en anchura como en altura.
Tratamiento
Para la colocación de implantes dentales que sustituyeran las piezas perdidas, era necesario reconstruir la zona ósea. Se optó por la realización de un injerto de hueso de la propia paciente, extraído del mentón.
La masa ósea extraída se colocó en el área deteriorada mediante la técnica denominada «Box Technique», que se realiza con anestesia local.
Una vez transcurrido el tiempo necesario de cicatrización del injerto, se procedió a la colocación de tres implantes en la mandíbula, con sus correspondientes pilares intermedios.
Resultado
Tras las pruebas necesarias, se colocó la prótesis definitiva, gracias la que se pudo devolver a la paciente la plena funcionalidad de esa zona de la boca.